“Mi cuerpo no me gusta”: imagen corporal y sexualidad
Habitar tu cuerpo cuando no te gusta es difícil. Esta entrada explora cómo la autoimagen impacta tu sexualidad y cómo empezar a reconciliarte con ella.
2. CUERPO, DESEO Y EMOCIONES
Sexologalex
8/11/2025


Introducción
“Mi cuerpo no me gusta”.
Lo escucho en consulta, en correos, en mensajes breves y dolorosos que dicen mucho más de lo que parece.
A veces viene acompañado de vergüenza. Otras, de rabia, resignación, angustia, culpa.
Y cuando el cuerpo se vive como problema, el placer se vuelve confuso, el deseo se retira, la intimidad se fragmenta.
No se trata solo de “autoestima”. Se trata de cómo el cuerpo que habitamos ha sido nombrado, juzgado, condicionado, muchas veces sin permiso.
Esta entrada no busca convencerte de que “te ames”.
Busca abrirte la posibilidad de pensarte desde otro lugar: uno más justo, más tierno, más tuyo.
1. ¿Cómo se construye la imagen corporal?
La imagen corporal no es solo lo que vemos en el espejo.
Es el resultado de muchas capas: lo que escuchamos en casa, lo que aprendimos en la escuela, lo que los medios dijeron que era “deseable”, lo que las redes sociales exaltan como "ideal", lo que se nos exigió, incluso lo que nunca se nos nombró.
A veces no es que no nos guste el cuerpo.
Es que nos enseñaron a desconfiar de él.
A esconderlo, a corregirlo, a compararlo.
Y ese juicio no se queda en la superficie: se cuela en la sexualidad, en la forma de pedir, de disfrutar, de ser tocad@, de mirarnos desnud@s.
2. Imagen corporal y sexualidad: un vínculo más profundo de lo que creemos
La forma en que vivimos nuestro cuerpo impacta directamente en cómo nos relacionamos con el deseo, con el placer y con los vínculos.
Porque si el cuerpo es zona de incomodidad, el placer se vive a medias o ni siquiera se intenta.
Porque si me avergüenzo de mi propio cuerpo, es difícil entregarme.
Porque si siento que mi cuerpo “no merece”, entonces todo lo que deseo se me hace bola.
Y esto no es por falta de voluntad, sino por falta de acompañamiento, de justicia corporal, de libertad para sentir sin vergüenza.
El problema no es tu cuerpo. El problema es que aprendiste a mirarlo desde ojos que no eran tuyos.
3. ¿Cómo empezar a reconciliarme con mi cuerpo desde la sexualidad?
No se trata de repetir frases frente al espejo todas las mañanas.
Se trata de construir experiencias distintas.
De reconocer las partes del cuerpo que sientes como “enemigas” y empezar a tocarlas, nombrarlas o cuidarlas de otra manera.
Algunas claves reales y pequeñas, pero poderosas:
Detener la comparación automática. Cuando la identifiques, para un momento, cierra los ojos y respira lentamente unas cuantas veces.
Habitar el cuerpo en movimiento, sin espejo (caminar, estirarte, bailar).
Reconectar con el placer desde lo que sí sientes, no desde lo que “deberías” sentir.
Nombrar con alguien de confianza lo que callaste por vergüenza.
Pedir contacto como lo necesitas, COMO TÚ LO NECESITAS. No, como crees que se espera.
Y si sol@ no puedes, eso también está bien. Hay historias que necesitan ser acompañadas.
Cierre reflexivo
No viniste a este mundo para luchar todos los días contra tu cuerpo.
Viniste a habitarlo: A descubrirlo. A cuidarlo y escucharlo. A reconciliarte, poco a poco, con lo que también es casa.
“No se trata de amarte todo el tiempo. Se trata de dejar de odiarte sin darte cuenta.”
Dale una vuelta a este tema
Tu cuerpo no necesita aprobación externa.
Necesita permiso interno para dejar de ser territorio enemigo y empezar a ser, lentamente, lugar posible.
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