Cuestionarse el uso de apps de citas: ¿puerta al deseo o al desencuentro?

Las apps de citas han transformado la forma en que nos relacionamos, pero también la manera en que entendemos el deseo. Exploremos si la inmediatez digital nos acerca o nos aleja del encuentro genuino.

1. SEXUALIDAD Y PLACER4. COMUNICACIÓN Y VÍNCULOS2. CUERPO, DESEO Y EMOCIONES

Sexologalex

11/12/2025

Las apps de citas han reconfigurado las dinámicas de flirteo contemporáneo.
A un toque de distancia, podemos conocer, coquetear, conversar y hasta enamorarnos de alguien que no está cerca, incluso que no conocemos. Pero junto con esa aparente libertad y comodidad, surge una pregunta inevitable: ¿nos acercan realmente al encuentro o nos sumergen en una dinámica de consumo emocional?

Cuestionarse el uso de las apps no es rechazarlas; es observar qué tipo de vínculos cultivamos a través de ellas, cómo nos relacionamos con la espera, la incertidumbre y la autenticidad.

El deseo en tiempos de inmediatez

El deseo tiene su propio ritmo: necesita pausa, imaginación, detalles, pequeñas acciones, presencia.
Las plataformas digitales, en cambio, operan bajo la lógica de la velocidad y de darnos todo filtrado acorde a “nuestras preferencias”, entonces tenemos varios perfiles que deslizamos, conversaciones que se interrumpen, vínculos que parecen reemplazables.

Cuando todo está al alcance de un clic, el deseo corre el riesgo de volverse efímero, impaciente, despersonalizado.
Y sin embargo, las apps también pueden ser un espacio de posibilidad, un punto de partida para quienes buscan explorar su identidad, su orientación o su forma de vincularse.

Entonces ¿dónde está el problema? Desde luego que no está en la herramienta en sí misma, sino en cómo la habitamos.

Entre el deseo y la validación

Muchas personas confunden el deseo con la validación, es decir, el “match” se convierte en un indicador de valor personal. Y puede ser un primer paso para conocer a alguien, pero no debemos olvidar que el deseo auténtico no surge del reconocimiento inmediato, ni de que un algoritmo diga que puede funcionar, sino del encuentro entre dos presencias reales, de la disposición de querer conocerse de verdad.

Cuando usamos las apps desde la necesidad de aprobación, lo digital deja de ser un espacio de conexión para convertirse en un escenario de ansiedad y comparación.

Habitar las apps de citas con conciencia implica reconocer que detrás de cada pantalla hay una persona con historia, emociones y límites, entonces lo ideal es elegir con atención y responsabilidad, no se trata de cosificar ni acumular.

La ética del encuentro digital no se trata de reglas externas, sino de un compromiso interno con la honestidad, de ser claros sobre lo que buscamos, no usar el anonimato como escudo, no jugar con la disponibilidad del otro. Y muy importante, usar la tecnología sin perder la ternura.

Reaprender el encuentro

Quizá el reto no sea dejar las apps, sino reaprender a relacionarnos dentro de ellas.
Devolver al deseo su dimensión humana, lenta e imperfecta.
Convertir el “match” en una conversación, y la conversación en una experiencia significativa para iniciar un recorrido (si es que nos interesa) auténtico para conocer a esa persona.

Porque el verdadero encuentro sea virtual o presencial se sucede solo cuando nos atrevemos a estar presentes de verdad.

Dale una vuelta a este tema….

Las apps de citas no son enemigas del deseo, pero nos invitan a replantear la forma en que nos relacionamos con él.
No se trata de deslizar más, sino de mirar con más conciencia, porque no es un catálogo de cosas, es un espacio donde más personas buscan a otras para crear vínculos, por ello debemos compartir respeto.

Te invito a reflexionar:
¿Estoy buscando conectar con alguien o buscarme a mí misma/o en el reflejo del otro?
¿Realmente estoy disponible para el encuentro o solo para el estímulo que proporcionan los “match”?